27-05-2020 Seputuagesimosexto día.
El lector, a quien por otra parte se la suda, perdonará los cinco
días de ausencia. Ha sido por culpa de esa bendición que llaman trabajo. “Trabajar”
cuenta con un montón de sinónimos. Uno de ellos es “obrar” que en su primera
acepción es “Hacer algo, trabajar en ello”, y en la quinta “Evacuar el vientre,
defecar”.
Así mismo, la palabra “escatología” tiene un par de
significados. Por un lado es un “Conjunto de creencias y doctrinas referentes a
la vida de ultratumba” y también es el “Uso de expresiones, imágenes y temas
soeces relacionados con los excrementos”.
A mí me gusta encerrarme en el cuarto de baño, aunque no tengo
pestillo ni ningún otro tipo de cierre eficaz salvo la punta de mi pie derecho.
Pero quienes me conocen saben que no me refugio en él por vicio ni por
tentaciones suicidas, sino para leer, escuchar la radio o música o,
simplemente, pasar un rato a solas.
Hace años instalé un revistero de pared en mi baño. Por ahí
han pasado desde clásicos griegos hasta poetas ultraístas, todos ellos
agradecidos, creo, por mi hospitalidad y buen obrar.
Últimamente no paro de obrar. El trabajo me lleva loco, pero
procuro sacar ratitos para el asueto dada la proximidad del revistero. Me
gustan especialmente los autores que no descuidan la escatología entre sus
temas predilectos. La vida de los fantasmas me interesa casi tanto como la de
los vivos. Ojalá tuviera uno como mascota. El problema es que los fantasmas
atraviesan las paredes y las puertas, se cuelan por las rendijas y a veces arrastran
muebles por las noches, y yo tengo muy mal dormir. Además, de cachorros, gimen.
Pero a cambio es gracioso pasearlos de la cadena y hablar de su raza o sus
costumbres con otros dueños.
Y ya está, que para un ratito que he sacado sobra. Voy a
continuar obrando.
P.D: Para los ingleses, que me revisan la próxima semana la
metodología docente. Me llevan de culo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario